Primero fue el Alcorconazo, que ya es parte de la historia. No por ser un equipo humilde que ganó al todopoderoso Madrid. Eso ya empieza a ser algo habitual. El Alcorconazo pasará a la historia por el baño de fútbol, los goles, el juego y el sacrificio que un grupo de amigos le dio a una panda de estrellas.
Sin embargo, como dijo Anquela, eso fue un accidente. Sólo había un objetivo: el ascenso. Los alfareros hicieron los deberes, primeros de grupo a falta de cuatro jornadas. Era la segunda oportunidad de ser de plata. El Granada era el rival. 180 minutos. Pero los andaluces volvieron a los amarillos a la tierra tras unos meses de buen fútbol, victorias y festejos.
Y a la tercera va la vencida. Primero fuera el Pontevedra, sufriendo, con nervios. El Ontinyent era el último escollo. Empate a uno en la ida y con mucha suerte. Santo Domingo se tiño de amarillo para la gran fiesta. El ascenso sólo dependía de ellos. Al descanso el marcador era 0-2 para los valencianos. 45 minutos para tres goles. Ví a gente llorando en las gradas. Iñigo López marcó el primero, Cascón empató. El tiempo corría y Mora falló un penalti. Después, el delirio. A partir de ahora no importa lo que pase. Sí, huelen a descenso, tienen el presupuesto más bajo de toda la categoría, sólo 20 jugadores en plantilla y aún no se sabe cómo va a quedar el estadio. Sé que con ilusión, trabajo y ganas de crecer no se ganan partidos. Pero este humilde equipo es el que le metió 4 al Madrid. El que remontó un 0-2 para ascender. El Alcorcón vuelve a ser una incógnita.
Quique está de descanso, así que tengo el honor de actualizarle el blog para que no perdaís la costumbre de leerlo.
Aimara. G. Gil
Aimara. G. Gil